No iba a escribir nada respecto a este caso, me resulta doloroso
pensar que como adultos debemos seguir reflexionando sobre cómo nuestra
inacción y nuestros ejemplos perjudican tanto la vida de los chicos, al punto
de que lleguen a decidir quitársela. Pero llevo 5 días con el tema en la
cabeza, recibiendo notificaciones de medios y portales digitales que actualizan las noticias con testimonios o el contenido de las cartas que dejaron.
No puedo dejar de pensar que la protagonista podría haber
sido mi hija o algunos de mis estudiantes, que tienen la misma edad.
El 21 de febrero dos hermanas argentinas de 12 años saltaron del balcón del departamento en el que vivían en Sallent, un municipio a las afueras de Barcelona. Una de ellas estaba decidida a encontrar la muerte, la otra, según se pudo saber por la carta que dejó escrita, lo hizo para acompañar a su hermana que era la que más sufría. Alana o Iván (como buscaba ser identificado) falleció, su hermana sigue internada.
Necesito reescribir que dos hermanos de 12 años (¡12 años!) saltaron del balcón porque no soportaban más el hostigamiento que recibían en el colegio.
Antes de escribir leí diferentes artículos, me sumergí en el caso e intenté empaparme de esa verdad que va saliendo de a poquito, que durará unos días más siendo noticia y que luego abandonaremos en el rincón de la memoria, si es que no decidimos hacer algo más. Pero, ¿se puede hacer algo más ante semejante tragedia? ¡Sí!, ¡sí! y ¡sí! Siempre como adultos podemos hacer algo más, aunque el peor desenlace esté consumado. Siempre se puede aprender y actuar en consecuencia, porque lo que más necesita nuestra sociedad es el involucramiento de los adultos y acciones de prevención.
Cuando las autoridades locales conocieron lo sucedido, decretaron tres días de luto, suspendieron los festejos de carnaval y se pusieron a disposición de la familia y de las personas que se vieran afectadas. Necesito interpelarlos a ustedes, queridos lectores, y preguntarles si creen que esas medidas son suficientes, si eso alcanza para el abordaje de semejante tragedia. Relamente deseo que se lo pregunten y que puedan responder con sinceridad. (Pueden dejar un comentario, si así lo quieren).
La respuesta, desde el dolor y la indignación, pero también desde mi experiencia y especialización en la problemática del acoso escolar es NO, por supuesto que no. Seguramente son las medidas pertinentes a tomar por las autoridades del ayuntamiento, pero no basta para la gravedad del caso.
Si bien las primeras hipótesis caratularon a la investigación como suicidio, no tardó en conocerse que el móvil fue el hostigamiento que padecían en la escuela.
Encontraron las cartas que ambos escirbieron, habló su abuelo y una de las compañeras que contó que "un grupo numeroso las acosaba, instigado sobre todo por tres chavales que las llamaban ‘las argentinas' y se reían de ellas por el acento y la identidad sexual de Alana" (Iván) y agregó que los profesores, que eran testigos presenciales de los hechos, muchas veces "culpaban a las gemelas por defenderse, y eran ellas las que terminaban castigadas".
Excelente artículo💓
ResponderBorrarGracias!!
BorrarCoincido plenamente con tu planteo, Virginia. Gracias x involucrarte!
ResponderBorrarCompartiré tu artículo con otros colegas docentes de Neuquén