ANÁLISIS DEL PRESENTE EDUCATIVO CON REVISIÓN HISTÓRICA: la erradicación del analfabetismo a principios del siglo XX vs. el aumento en el siglo XXI
Para comenzar a desarrollar este análisis
se hace imprescindible definir, entonces, qué es el analfabetismo. Según la
Real Academia Española, el analfabetismo es la falta de instrucción elemental en un país, referida especialmente al número de sus ciudadanos que no saben leer;
o la cualidad de analfabeto. Un analfabeto es, según la misma fuente, una
persona que no sabe leer ni escribir; un ignorante, sin cultura, o profano en alguna disciplina.
En las definiciones anteriormente mencionadas se aborda el concepto de analfabetismo absoluto, por lo cual cabe aclarar que existe en educación aquello que se define como ‘analfabetismo funcional’, que supone la incapacidad de un individuo para utilizar su habilidad de lectura, escritura y cálculo de forma eficiente en situaciones habituales de la vida.
Y es aquí donde radica el problema de nuestro país en pleno siglo XXI.
Es sabido que las decisiones que se tomaron en materia educativa en el contexto de la pandemia por Covid-19 no han hecho más que atrasar el aprendizaje de nuestros estudiantes, produciendo, además, desaprendizajes1 que se dieron a causa del período de tiempo que los chicos estuvieron sin actividad escolar intensa2. Pero, tal como quedará evidenciado en los resultados de las Pruebas Aprender3 que se volvió a tomar, únicamente en el Nivel Primario, en el año 2021, luego de 3 años.
Las Pruebas Aprender son evaluaciones
escritas estandarizadas de tipo censal, que se basan en los NAP, de acuerdo a
lo que los estudiantes deberían haber aprendido en los 6 años de escolaridad
primaria que han transitado hasta el momento de ser evaluados. Los NAP “constituyen
una base común para la enseñanza en todo el país, establecida a partir de los
acuerdos entre el Ministerio Nacional y las jurisdicciones, alcanzados en el
Consejo Federal de Educación”*.
Los resultados
Los números a nivel nacional para el área
Lengua nos muestran que el 21,7% de los chicos que en 2021 cursaban el 6° de la
primaria, han alcanzado un nivel básico de lectoescritura, según está estipulado
en los NAP4 , y que el 22,3% se encuentra por debajo de esos
conocimientos básicos. De esto se desprende que el 56% de la población
estudiantil censada ha alcanzado niveles satisfactorios y/o avanzados de
aprendizajes correspondientes al área Lengua. Números que pensados bajados a la
realidad nos cuentan que 56 chicos de
cada 100 tienen las habilidades de lectoescritura acordes a su edad, mientras
que 44 de cada 100 han quedado por debajo del límite satisfactorio.
Para Matemática los números son similares:
el 23,1% está por debajo de los aprendizajes básicos; el 22,1% ha alcanzado el
nivel básico; el 39,1 % se encuentra entre los estudiantes con un nivel
satisfactorio y solo el 15,7% ha acreditado tener un nivel avanzado. 55 de cada 100 chicos han superado el nivel
básico de aprendizajes en matemática.
Esto se complejiza aún más cuando se
observan los resultados divididos por niveles socioeconómicos (NSE).
Estudiantes que alcanzaron el nivel satisfactorio de aprendizajes para el área Lengua, disgregados por NSE, en comparación con el año 2018
·
NSE
bajo 28,9% (58,9 % en 2018)
·
NSE
medio 58,8% (76,7% en 2018)
·
NSE
alto 78,2 % (91% en 2018)
Santa Fe:
·
NSE
bajo: 26,2% (55,1% en 2018)
·
NSE
medio: 56,8% (76,4% en 2018)
·
NSE alto: 76,8% (91,7% en 2018)
Si los leemos al revés
El 73,8
% de los niños que corresponden al nivel
socioeconómico bajo e hicieron 6° en 2021 no han alcanzado el nivel satisfactorio para lengua, es decir, que
casi 74 niños de cada 100 no tienen un nivel satisfactorio de lectura y
escritura para lo esperado para esa edad.
La caída entre el 2018 y el 2021 ronda los 20 puntos en el NSE medio. en el NSE bajo lo supera, siendo ésta de 29 puntos.
Retomando la historia de la Educación Argentina
Argentina supo ser un país que combatió el
analfabetismo a principios del siglo xx llegando a reducirlo tanto en la
población infantil como en la adulta.
En 1909 un 38% de niños de entre 6 y 14
años habían quedado clasificados como analfabetos. En 1913 no se había logrado
garantizar adecuadamente la matriculación y retención de la población en edad
escolar. Por ello, el problema del analfabetismo se vinculaba en primera
instancia a la escasa expansión del sistema.
En Argentina, la alfabetización de la
población se produjo como la consecuencia lógica de la creciente incorporación
de los niños a la escuela primaria y de la desaparición de los adultos
analfabetos por razones cronológicas, sin que mediaran esfuerzos
específicamente dirigidos a la solución de este problema.
Lo triste ahora es que el acceso a la
educación pública es universal, gratuita y obligatoria. y, sin embargo, tenemos
en nuestra provincia 7 de cada 10 niños de 11 años que no lograron leer,
comprender y redactar según se espera.
Que, además, es la población infantojuvenil
la que muestra que su paso por la educación formal no ha significado la
adquisición de aprendizajes valiosos y pertinentes para su desarrollo personal,
laboral.
Que, en la ciudad de rosario, el 73% de los
jefes de hogar no han terminado la escuela secundaria, y en este caso no
podemos esperar a que el tiempo pase para reducir los índices. porque este 73%
no es un número frío, son 7 de cada 10 adultos que no pueden acceder a estudios
superiores o a trabajos formales, que están limitados a manejarse en la
informalidad o caer en el asistencialismo del estado.
En 1934, se llevó adelante el Congreso de
analfabetismo en el que participaron delegados de todas las provincias. Escribe
Adriana Puiggrós que a pesar de que todavía el sujeto analfabeto prioritario
era el niño, la conferencia ya tenía en cuenta los déficits de la escuela primaria
como causas de la deserción y analfabetismo adulto, y proponía modificaciones
en el currículum y la organización escolar:
·
Aumento
de las horas o días de trabajo escolar;
·
Creación
de escuelas domiciliarias; cursos temporarios para adultos o niños que no
concurren a la escuela diurna ‘por imposibilidad de cualquier índole,
debidamente justificada’; escuelas ambulantes para niños aborígenes, escuelas
en talleres o fábricas, a cargo de los patrones o empresas;
·
Adaptación
a las características regionales: en lo referente a programas, organización
escolar, infraestructura edilicia;
·
Prioridad
a los docentes diplomados de la región;
·
Promoción
del apoyo de las comisiones de vecinos;
Planteaba también la necesidad de crear
conciencia social del problema, para lo cual propuso la creación de la Liga Nacional
de Educación Pública, constituida en cada provincia o territorio por
Intendentes y Presidentes de Consejos de Educación; su misión sería la de hacer
propaganda en favor de la educación, de la protección de la niñez y de la
higiene escolar…
Además, para reducir el analfabetismo en la
población adulta, la prensa asumió un compromiso para colaborar y dictaba
clases de lectoescritura.
Hoy, para mejorar los índices de egresados
del nivel medio se plantea la promoción automática hacia los cursos superiores,
con la posibilidad de finalizar 5° o 6° año adeudando cualquier cantidad de
materia (cualquiera en serio) y tener que acreditarlas todas juntas para
recibir la certificación de finalización del nivel.
Pensemos en el peor de los casos: un chico
que pasa de 1° a 2° adeudando 8 materias, lo mismo en 2°, lo mismo en 3°… ¿en
serio creemos que no van a abandonar cuando reconozcan el fracaso? ¿que no va a
sentir frustración mirando las trayectorias de sus compañeros? ¿Que, si en
primer año no tuvo motivación para estudiar, con 24 materias sin aprobar va a
encontrarla para cursar 4° y 5°? y, suponiendo que no lo perdemos, que continúa
pasando, cuando llegue a 5° adeudando 40 materias, ¿cuánto tiempo le llevará prepararlas?
¿Conseguiremos que ese chico realmente se reciba? ¿Que alcance los aprendizajes
necesarios?
Sirve que, para evitar esa acumulación de
materias, ¿se les aprueben los espacios con trabajos prácticos que traen hechos
sin que medie una instancia de defensa del mismo a modo de acreditación de
aprendizajes?
Pero, además, se ha dejado sin efecto el
programa “Vuelvo Virtual”, destinado a la población adulta que deseaba
finalizar la escolaridad secundaria desde sus casas (similar a la educación
domiciliaria de principios de 1900) y se redujo la matrícula de las EEMPAs, que
con la implementación del modelo de Avance Continuo pierden su razón de ser.
En cuanto a la ampliación de la jornada
escolar y de la “Prioridad a los docentes diplomados de la región”, la Ley de
Educación Nacional n° 26.206, lo establece en su texto original del año 2006,
pero carece de una implementación efectiva y eficiente.5
Los argentinos solemos decir, a modo
justificativo, que nuestra historia se repite cíclicamente, y en muchos casos
así es. En materia educativa según los Censos Generales de Población, en 1869
el 77,4% de la población argentina adulta era analfabeta, mientras que en 1970
ese número había caído 70 puntos. En abril de 2023 los últimos datos censales
educativos datan del 2010, ya que aún no están procesados ni publicados los del
2022.6 Hace 13 años, el 1,9% de la población argentina (mayor de 10
años) era analfabeta absoluta; pero el 8,6 % de esa misma población, no había
terminado la escolaridad primaria, y el 11% poseía el nivel secundario
incompleto.
Según las pruebas Aprender, 70% de los
niños que habitan los hogares pobres no llegan a un nivel básico o llegan
apenas al nivel básico en lengua y matemática. Luego, los recientes datos del
Indec dicen que el 50% de los niños menores de 14 años habitan en hogares
pobres.7
Tenemos números alarmantes, negativos y
tristísimos; el aumento de este analfabetismo (absoluto o funcional) no se debe
a la inmigración masiva de extranjeros adultos analfabetos ni a la poca
expansión del sistema educativo como había ocurrido entre 1880 y 1930. A las
claras estos son los resultados de pésimas decisiones políticas y de la falta
de reclamo por parte del resto de la sociedad. Las soluciones no deben ser
necesariamente de una innovación creativa extraordinaria, pero deben incluir un
proyecto de Nación que piense y valore el futuro de los niños y adolescentes;
la educación debe ser pensada como política de Estado, aunando esfuerzos y
acortando las diferencias ideológicas; para
ello el centro debe ser, sí o sí, el estudiante.
Cabe, entonces, preguntarnos, ¿realmente
queremos que nuestros chicos y jóvenes continúen transitando la escolaridad sin
apropiación de aprendizajes? Los adultos responsables, padres, madres,
docentes, funcionarios, ¿vamos a seguir permitiendo que se les robe el futuro?
REFERENCIAS:
1. RAE define
“desaprender” como la acción de olvidar algo que se ha aprendido
2. algunos estudiantes
mantuvieron el vínculo pedagógico e, incluso, cursaron virtualmente todos los
días, sin embargo, no alcanzó para que se produjeran aprendizajes
significativos.
3. 'Aprender’ es el
dispositivo nacional de evaluación de los aprendizajes de los estudiantes y de
sistematización de información acerca de algunas condiciones en las que ellos
se desarrollan.
4. NAP (Núcleo de
Aprendizajes Prioritario): un núcleo de aprendizajes prioritarios en
la escuela refiere a un conjunto de saberes centrales, relevantes y
significativos, que, incorporados como objetos de enseñanza, contribuyan a
desarrollar, construir y ampliar las posibilidades cognitivas, expresivas y
sociales que los estudiantes ponen en juego y recrean cotidianamente en su
encuentro con la cultura, enriqueciendo de este modo la experiencia personal y
social en sentido amplio.
5. Lectura
ampliatoria https://virginiavaleneduc.blogspot.com/2023/02/el-plan-25-hacia-la-construccion-de-25.html
6. Lectura
ampliatoria https://virginiavaleneduc.blogspot.com/2023/02/los-datos-que-no-muestran-son-los.html
7. http://fenix951.com.ar/nuevo_2013/noticia.php?id=234172
FUENTES:
https://dle.rae.es/analfabetismo
https://dle.rae.es/analfabeto?m=form
https://www.argentina.gob.ar/educacion/evaluacion-informacion-educativa/aprender
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/2022/06/resultados_aprender_2021.pdf
Puiggrós,
Adriana. “Historia de la Educación Argentina III. Escuela, Democracia y Orden
(1916-1943)”. Editorial Galerna. Buenos Aires, 1992.
Muy bueno Virgi!
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